Día de la Madre

El origen de las celebraciones del Día de la Madre surgen de la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades.En el santoral católico, los primeros cristianos transformaron estas celebraciones en honor a la Virgen María, la madre de Jesús. Y es así como comienza en todo el mundo a celebrarse en diferentes fechas el Día de la Madre, desde diferentes culturas, ideologías y status sociales. Todas las diferencias se neutralizan en el amor, incondicional, desinteresado, de una madre a sus hijos.

Por eso, TerritorioDigital.com entrevistó a algunas madres, de diferentes ideologías y clases sociales para dar una voz más plural de las diferentes realidades que viven las madres misioneras, y de esta manera compartir con los lectores sentimientos que acompañan la experiencia de sentimiento de ser madre en los diferentes momentos de nuestra historia.

“En los setenta me pasó de todo”, contó Catalina Sosa, 73 años, ama de casa y vendedora en un puesto en la placita de Posadas.Ella relató: “Me case muy joven, a los 15 años, mi marido murió de una enfermedad terminal en el 78 y me quedé sola con mis diez hijos, salí a trabajar en la placita para poder darles de comer y que puedan estudiar y ser alguien en la vida. Después uno de mis hijos varones fue preso político, ese fue otro gran dolor.

Me convertí madres paridas por sus hijos, mujeres que se negaron a aceptar la amnesia oficial, luchadoras contra el silencio y la burla, en tiempos de una dictadura militar que se autodenominó Proceso de Reorganización Nacional”.

“En los 90 uno de los varones de mis 10 hijos muere en un accidente, Sufrí muchísimo, la vida no me fue fácil, es lo que me tocó vivir pero enfrente todo y salí por mis otros hijos y el deseo de estar con ellos. Me tuve que acomodar a todos los tiempos, junto a mis nietos y bisnietos inclusive a la era del celular” concluyó Catalina. Soledad Dos Santos, 23 años, comentó que es madre soltera, tiene un hijo de dos años y vive en el barrio San Lorenzo de Posadas.

Se gana la vida como empleada domestica y cuenta que todo lo hace por su hijo, el amor hacia un hijo no se puede describir, “hay que sentirlo, hay que haber sido madre para entender el sentimiento”.

“Antes veía el amor de las madres desde afuera, pero no lo asimile hasta que experimente el sentimiento de ser madre”, agregó Soledad. Para la docente posadeña Elvira Leiva (54 años), afirmó que “luchó todos los días por mi vida para poder estar con sus hijos”. Elvira tiene una enfermedad inmune, que no tiene cura y ella aseguró: “lo que me mantiene viva es el deseo de estar con mis hijos, nietos y hermanos, en si continuar compartiendo momentos con mi familia”. Estela González, 50 años, ama de casa, contó que ser madre para ella es “mantener unida mi familia, es el legado que me dejó mi mamá, disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas de la familia”. “Se continúa en la madre que soy y en la madre que será mi hija. Por eso no apunto a la perfección, que se equivoque para que yo pueda equivocarme. Que pierda la compostura, que se confunda, que se le vaya la mano con la sal, que me mienta, que me desmienta. Así voy a saber que vengo de un ser humano, y hacia un ser humano voy” relató Estela.

Por último, Ximena Silva (30 años), es la voz de las madre soltera: “Yo crié sola a mi hijo, pude contra viento y marea, sola día a día, peleándola por el amor que le tengo a mi hijo, ese amor inconmensurable”.

“Aprendí y aprendo muchas cosas diariamente, como que tan sólo podemos perdonar a una madre que para nosotros cometió errores, por que estuvo poco, o por que estuvo mucho, porque se abocó a la limpieza o no, si nos enseño tal cosa o no, sólo el día que también seamos madres, entenderemos que no hay recetas, ni estudios solo es el impulso de ser madre. Y exigir que nos perdonen, sin bajar los ojos. Una madre no termina nunca”.

En estas voces de mujeres comunesl quiero resaltar el espíritu de las madres misioneras. Para todas ellas ¡Feliz día a Mamá!