viernes, 25 de abril de 2008

Cuando enamorarse se transforma en una tortura y el pánico lo invade todo


Enamorarse es, tal vez, uno de los mayores deseos de cualquier persona, tenga la edad que tenga. Sin embargo, para algunos las emociones y los sentimientos que caracterizan al comienzo de una relación de pareja están lejos de ser agradables, aún cuando haya amor verdadero.


Aunque cueste creerlo, para muchos, el flechazo de Cupido resulta ser realmente doloroso y conflictivo.


Un ejemplo típico está dado por las personas que sufren trastornos de ansiedad. Y es que muchas de las sensaciones corporales que se suscitan durante el enamoramiento coinciden con las sensaciones corporales exageradas sufridas por quienes padecen males relacionados con la ansiedad, como el trastorno de pánico, el trastorno por ansiedad social o fobia social y los trastornos por ansiedad generalizada.


"Las manifestaciones más frecuentes que presentan estas personas son palpitaciones, temblor, hormigueos o entumecimiento de los miembros, dificultades gastrointestinales, sudoración, sensación de ahogo o de atragantamiento, suspiros, dificultades en la concentración, atención y memoria, sensación de mareo, vértigo o inminente desmayo y de caminar como entre las nubes", explica Gabriela Martínez Castro, psicóloga especialista en trastornos de ansiedad y directora del Centro de Estudios Especialista en Trastornos de Ansiedad (CEETA).


No obstante, vale destacar que entre los aspectos positivos, se puede citar el mejoramiento del ánimo es óptimo, el incremento de la creatividad, el aumento de la motivación por el cuidado personal y físico.


"Hay quienes se vuelven más selectos a la hora de abrir el guardarropas y lucir con aires renovados aquello que antes apenas pasaba casi inadvertido. Pero -advierte Martínez Castro- en el caso de los ansiosos todos estos puntos se transforman en un problema".


El miedo al rechazo


Para quienes sufren de ansiedad social, el temor más grande radica en ser rechazado o avergonzado en público, lo que puede elevar la ansiedad hasta alcanzar una crisis de pánico propiamente dicha.
"A aquellos que padecen Trastorno por Ansiedad Generalizada, además de sensaciones corporales aumentadas, sensación de ahogo, mareos y otros síntomas, se les agrega la excesiva preocupación por todo tipo de posibles inconvenientes que pudieran ocurrir."


Esto incluye una larga lista de posibilidades, no siempre probables en la realidad: desde no ser correspondido por el ser amado, hasta el temor de llegar un poco tarde a la cita, preocupación por qué vestimenta usar, el temor de padecer un accidente al dirigirse al lugar de encuentro.


Como es fácil de advertir, ninguna de estas cosas está en el mismo escalón de importancia. "Es que en ese estado de ansiedad, la persona no puede jerarquizar adecuadamente cada uno de los niveles de importancia. La intensidad de la preocupación es la misma, independientemente de las causas que la originan".




La importancia de saber diferenciar



Pero si al comenzar una relación las sensaciones se revolucionan y los sentimientos cambian a cada momento haciendo que los nervios sean, al fin y al cabo, los principales protagonistas de la película, ¿cómo distinguir el simple y sano enamoramiento del cuadro de ansiedad?


"Básicamente, las sensaciones corporales, en ambos casos, tienen el mismo origen fisiológico, y son completamente inofensivas para la salud. En el caso de haber sido atravesado por la flecha de Cupido, la causa de la ansiedad es más que positiva, pero en el caso de otro tipo de trastorno, el origen es el temor, lo cual no es nada recomendable", sintetiza Martínez Castro.


Y concluye: "En caso de que ambos se superpongan, es sencillo diferenciarlos: los trastornos por ansiedad incapacitan la vida de quien los padece, por lo tanto requieren del tratamiento adecuado. En cambio, Cupido la enriquece".


Habrá que ver, si, antes de enriquecerla, el temor y el miedo paralizantes no serán capaces de frenar para siempre ese amor, o de retrasarlo tanto como para generar más ansiedad, más temores, más angustias. Un tormento sin causa verdadera y sin cura aparente, más que la confianza y el dejarse llevar por la parte buena de la situación.






























P/D:El amor... Es lo màs!! nos paraliza, nos alegra, nosalimenta el alma...

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