Un soldado, de nombre Nobushigé, acudió a Hakuín y le preguntó:
‑¿Existe realmente un paraíso y un infierno?
—¿Tú quién eres?, —indagó Hakuín.
—Un samurái, —respondió el otro.
—¿Tú, un guerrero?, —exclamó Hakuín. ¿Qué clase de señor podría querer tenerte a su servicio? Tienes facha de mendigo.
Nobushigé se encolerizó tanto, que echó mano a la espada, pero Hakuín continuó:
—¡Con que tienes un arma! Pero seguramente eres demasiado torpe hasta para cortarme la cabeza.
Y, cuando ya Nobushigé desenvainaba, dispuesto a golpear al maestro, Hakuín observó: —Esto que tú sientes es la puerta del infierno.
Sorprendido por la respuesta y la tranquila seguridad del maestro, el samurái envainó el sabe y se inclinó respetuosamente. Y dijo Hakuín: —Esto que tú sientes es la puerta del paraíso.
Un cuento zen
Leido en: http://www.hastinapura.org.ar/
1 comentario:
Un cuento con una buena enseñanza, gracias por compartirlo, querida Very.
Un cariño.
Analía
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