Todos los años durante tres días se congregan, en un pueblo tucumano, miles de adoradores de la Madre Tierra, esa fecunda naturaleza que hace germinar las semillas y madurar los frutos. Desde hace décadas, el evento organizado y financiado por los empeñosos vecinos del lugar atrae a una multitud de curiosos tucumanos y a muchos turistas.
Curtidos criollos, jóvenes, viejos, niños y mujeres, con el rostro endurecido por el viento y el sol, repiten la antiquísima fórmula incaica "Pachamama, cusiya, cusiya" (Madre Tierra, ayúdame, ayúdame). Esto sucede todos los años en Amaicha del Valle, allí es donde, cada mes de febrero, tiene lugar uno de los últimos rituales del folklore argentino que aun sobreviven, la Fiesta de la Pachamama.
El ambiente de la fiesta es tan rústico como el del pueblo y sus habitantes. En torno de la plaza son montadas las enramadas de hojas secas soportadas por maderas, que se denominan pascanas, especie de quioscos típicos en los que se expenden comidas regionales. Tampoco falta el vino patero, así llamado por el procedimiento de pisar "a pata" la uva sobre cueros para destilar el mosto.
La región de alta montaña provee la algarroba con que se elabora la aloja, el maíz para la chicha y los apetitosos quesillos de cabra, a los que se suman las infaltables y sabrosas empanadas.
Sombreros de ala ancha levantada, polleras de colores vivos, manos duras y callosas. Ante los azorados turistas los artesanos vallistos (de los Valles Calchaquíes) se empeñan en tejer sorprendentes tramas para ponchos, mantas y otros elementos de abrigo. Sin embargo, la Fiesta de la Pachamama es bastante más que un pretexto para buscadores de exotismo. No se parece a los festivales folklóricos, pues sus participantes carecen de nombres artísticos y no figuran jamás en ninguna cartelera. Los hombres calchaquenses son héroes anónimos del canto.
A lo largo de tres días, en el clima seco y árido de la zona, todo tiene características de carnaval. Cajas de duros parches acompañan antiguas vidalas y bagualas. Las flores y las frutas se acomodan junto a la albahaca que da aroma al aire espeso de polvaredas donde hacen lo suyo los bailarines y los niños corretean graciosamente.
La fiesta de la Pachamama tiene varias ceremonias. Algunas muy formales, como la misa de Acción de Gracias en la capilla. Otras, como los topamientos a pie o a caballo, capaces de despertar el mayor asombro: bajo arcos de sauces, hombres y mujeres se alborotan al grito de coplas y batir de cajas. Se echan almidón y papel picado, se intercambian fugazmente coronas de flores o de albahaca.
Tras un breve intercambio de saludos, el ritual del topamiento convierte a sus participantes en comadres y compadres, que deberían unirse en mutua lealtad para toda la vida.
Prodigiosa, multicolor, la Fiesta de la Pachamama es motivo para la señalada o multiplico: Se acorrala una manada de cabras, se les secciona las orejas (cuyas muescas se guardan en una bolsita o "chuspa") y se coloca un vistoso zarcillo de colores a los animales mutilados. Luego se "casa" una pareja de cabras, se esparce el vino, se guarda la "chuspa" en un agujero en la tierra y los animales son liberados para que se multipliquen en el agreste cerro.
Leido en:www.tucuman-ar.com
P/D:Tiene su origen en antiguos festejos vinculados a la Madre Tierra y su asociación con la fertilidad de los ganados y de los cultivos, por lo que originalmente se celebraba a principios de la primavera.
En ella se entonan hasta la madrugada los clásicos joy - joy, cantos desgarrados de sencillas coplas anónimas, intercalados con gritos y acompañados sólo por la percusión de una caja. También se organizan bailes con ritmos de música tradicional. Normalmente los festejos duran una semana y en el último día una mujer elegida entre las más ancianas del lugar asume el papel de la “Pachamama”.
Lujosamente vestida, monta a caballo o va sobre un carro tirado por bueyes, acompañada por la ñusta, joven doncella símbolo de la fertilidad, el yastay, dios de los animales y de la caza, y el pujllay, espíritu alegre del carnaval, semejante a un fauno. El ambiente de festejo es tan rústico como el pueblo y sus habitantes. En torno a la plaza, se montan pascanas, especie de kiosco donde se expenden comidas regionales y vino patero.
Durante la celebraciòn de est fiesta se exponen y venden diferentes productos de la regiòn.
Tambièn se celebra esta fiesta en Casabindo, Jujuy.
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